¿Por qué le tienen que sacar sangre a mi hijo? Lo que necesitas saber sobre los análisis infantiles
Los análisis de sangre en niños pueden ser una experiencia difícil tanto para ellos como para sus familias. Nadie quiere ver a su hijo pasar por un pinchazo, especialmente si no entiende por qué se lo hacen. Pero, ¿son siempre necesarios? ¿Qué información dan? ¿Y cómo acompañarles sin generar más angustia?
¿Por qué se hacen análisis de sangre a los niños?
Los análisis permiten obtener información muy útil sobre el estado de salud de un niño, incluso cuando aún no hay síntomas evidentes. Algunas de las razones médicas más frecuentes para pedir una analítica son:
Fiebre persistente o recurrente sin causa clara (descartar infecciones bacterianas o inflamación).
Sospecha de anemia (niveles bajos de hemoglobina o hierro).
Alergias (elevación de eosinófilos o pruebas específicas de IgE).
Alteraciones del crecimiento o del desarrollo (problemas metabólicos, función tiroidea).
Fatiga o debilidad prolongada.
Seguimiento de enfermedades crónicas como diabetes, celiaquía o asma.
🧪 Un simple hemograma puede ayudar a detectar infecciones, anemias o reacciones alérgicas. Análisis más específicos, como los de inmunoglobulinas (IgE), pueden confirmar sensibilidades a ciertos alérgenos.
¿Y si lo pedimos “por si acaso”?
A veces, los análisis se solicitan sin una indicación clínica clara, motivados por el deseo (muy humano) de “descartar cosas” o estar seguros. Pero es importante saber que no todos los valores alterados indican una enfermedad, y que algunos resultados pueden preocupar más de lo que ayudan.
Por ejemplo:
Leucocitos bajos después de una infección viral son una fase normal del proceso de recuperación, no requieren tratamiento.
Vitamina D baja es común en invierno o en niños que no se exponen al sol, pero no siempre implica un problema de salud real.
🔍 En estos casos, los análisis pueden generar preocupación innecesaria, sin que haya un cambio en el tratamiento ni una mejoría real del niño.
¿Duele? ¿Y si se asusta?
Sí, los análisis pueden doler, pero sobre todo generan miedo y angustia si no se explican bien. Afortunadamente, hoy existen recursos para hacerlo más llevadero:
Parches anestésicos tópicos (lidocaína/prilocaína) aplicados 1 hora antes reducen la sensación de dolor.
Laboratorios con personal pediátrico suelen tener mejor manejo emocional y técnico para los más pequeños.
Técnicas de distracción (música, cuentos, burbujas, tablet) pueden ayudar a reducir la ansiedad.
👨⚕️ Según un estudio publicado en la revista Pediatrics [1], las estrategias de distracción y el acompañamiento parental reducen significativamente la percepción de dolor en niños menores de 10 años durante extracciones de sangre.
Cómo acompañarlos sin mentiras ni dramatismos
Tu actitud es clave. Si estás nerviosa/o, ellos lo perciben. Si actúas con calma y claridad, les das seguridad. Algunas recomendaciones:
Explicales qué va a pasar con palabras simples y reales: “te van a pinchar un poquito, como un mosquito, pero dura muy poco”.
No digas “no va a doler” si sabes que sí.
Acompáñalos sin minimizar su malestar. Validar el miedo no lo aumenta, al contrario: lo suaviza.
Después del análisis, felicítalo/a por su valentía sin exagerar.
Una experiencia que me marcó
Me acuerdo perfectamente de una vez que le sacaron sangre a mi hija de 5 años. Se movía tanto que la tuvieron que pinchar varias veces. Lloraba, se asustó, se enfadó. En su momento me pregunté si valía la pena pasar por eso.
Sin embargo, resultó que tenía bastante alergia a los ácaros y al polvo de los libros. Y claro… su dormitorio parecía una biblioteca. Limpiamos todo su cuarto, ventilamos más a menudo, y con el tiempo fuimos aprendiendo a reconocer mejor los síntomas. Cambiamos la estantería de los libros a otra habitación y supimos reaccionar con la medicación adecuada cada vez que volvía a toser o a estornudar.
Hoy tenemos un pequeño plan de actuación que nos da tranquilidad. Y aunque no fue fácil, esa experiencia nos enseñó mucho.
Cada decisión que tomamos como madres y padres está atravesada por el amor. A veces acertamos, a veces aprendemos. Pero nunca estamos solos en este camino.
Fuentes y lecturas recomendadas
Uman LS, Chambers CT, McGrath PJ, Kisely S. Psychological interventions for needle-related procedural pain and distress in children and adolescents. Cochrane Database Syst Rev. 2006.
American Academy of Pediatrics. Techniques for pain management during pediatric procedures.
Nauta M et al. Pediatric blood collection: minimizing trauma and maximizing success. Journal of Pediatric Nursing, 2018.
Fundación Española de Pediatría: www.aeped.es